Bajo de la Campana: El sorprendente cargamento de un pecio fenicio de finales del siglo VII ane

El pasado 9 de abril asistimos a la conferencia que impartió el arqueólogo subacuático Juan Pinedo sobre el pecio de el Bajo de la Campana, dentro de los jueves fenicio púnicos del CEFyP.DSC00719Este programa es organizado por el mismo CEFyP, por el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid y por el Instituto Arqueológico Alemán, y constituye una de las propuestas más interesantes, arqueológicamente hablando, del panorama cultural madrileño.

El Bajo de la Campana es una roca saliente del fondo del mar que emerge desde una profundidad de unos 24 metros hasta prácticamente la superficie, por lo que desde el principio de la historia de la navegación ha constituido un importante escollo para las naves que circulaban por las costas exteriores del mar Menor.

DSC00720El yacimiento que recibe el nombre de este bajío está formado por la acumulación de los distintos naufragios que el mismo ha provocado a lo largo de la historia. De entre todas estas zozobras se distinguen uno fenicio, de finales del siglo VII y principios del VI ane y otros dos, ya de época romana, datables en la segunda mitad del siglo II ane. Cabe señalar que algunos de los materiales de los barcos romanos -todavía sin excavar- se hallan parcialmente mezclados con los fenicios, debido a la acción de la corriente.

La historia arqueológica de este yacimiento comenzó en los años 50 del siglo XX, cuando unos recuperadores de la chatarra procedente de un carguero metálico hundido antes de la Guerra Civil, en los años 30 del siglo XX, se dieron cuenta de la existencia de vestigios antiguos en torno al bajo.

DSC00722En los años 70, el Patronato de Arqueología Submarina de Cartagena, primer antecedente del actual Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQVA, realizó una primera valoración de los restos documentados, bajo la dirección de Julio Más.

Tras estas primeras intervenciones no se volvió a trabajar en el yacimiento hasta que el proyecto fue retomado, tras firmarse un convenio de colaboración entre el Institute of Nautical Archaeology (A & M Texas University) y el Ministerio de Cultura de España para investigar este sitio arqueológico subacuático entre los años 2007 y 2011, bajo la dirección científica de Juan Pinedo. Desde el año 2008,el proyecto contó con el apoyo de la National Geographic Society.

La primera conclusión del nuevo equipo investigador fue el gran expolio a que había sido sometido el yacimiento desde finales de los 80, cuando se empezó a popularizar el buceo deportivo en España. Era notoria la extracción ilegal -y acientífica- de lingotes de metal y colmillos de elefante.

DSC00725Otra conclusión, más esperanzadora de las primeras inmersiones fue que la propia configuración de la roca había protegido al yacimiento de las explosiones y voladuras que provocaron las tareas de recuperación de chatarra en los años 50.

Tras estas primeras impresiones, el yacimiento fue cuadriculado en su zona nuclear con una malla de 18×22 mts, de cara a la referenciación de los materiales a documentar.

DSC00726La excavación sistemática comenzó después de la realización de dos sondeos. Para realizar esta excavación fue necesario retirar grandes piedras, de hasta tres y cuatro toneladas, utilizando patas de cabra y globos. Estas piedras cayeron sobre los restos arqueológicos, tras las explosiones de los recuperadores, y, al taparlo, preservaron el yacimiento de los expoliadores de los 80 y 90. Algunas de estas piedras fueron recolocadas al concluir los trabajos de cada campaña para que continuasen su labor de protección sobre el 35% del yacimiento que continúa sin excavar.

DSC00727De entre todos los materiales extraídos cabe destacar los atribuibles a la embarcación fenicia que se fue a pique entre el 625 y el 575 ane. Este barco transportaba un cargamento heterogéneo representativo de las redes comerciales en las que se movían los fenicios en el extremo occidente del Mediterráneo.

De esta carga cabe destacar las más de 50 defensas de elefante, algunas de ellas de dos metros. Algunos de estos colmillos presentan inscripciones en alfabeto fenicio. La extracción de estos colmillos es bastante compleja, pues necesitan ser consolidados previamente a su salida del mar y un largo proceso de conservación una vez en el museo, antes de ser expuestos.

DSC00736Aparte de esto, en este pecio podemos encontrar mercancías exóticas, como obsidiana, procedente del báltico, o cáscaras de huevo de avestruz decoradas, además de ánforas vinarias y olearias, vajilla de a bordo y, como no, metales. Es de reseñar que los metales fueron encontrados en una zona muy concreta del pecio, mientras que los marfiles estaban diseminados por todo el yacimiento.

DSC00734En cuanto a las cerámicas documentadas, las más representativas son ánforas R1, propias del Círculo del Estrecho, además de platos, cuencos, lucernas y ampollas que tienen su origen en el circuito comercial fenicio del mediterráneo (Cerdeña, Ibiza…). Hay que destacar que una de estas ánforas R1 conservaba restos de espinas, por lo que seguramente servirían para alimento de la tripulación.

DSC00723Como elementos propios de la tripulación y la nave, cabe destacar dos cestos de esparto llenos de piñones; piñas, destinadas a encerder el fuego; seis mangos de cuchillos en marfil, de los que no se han hallado las hojas; agujas; punzones; anzuelos; un molino de mano; seis anclas de piedra con escotadura central; y diversas piezas de lastre.

DSC00737Además de esto se han documentado ocho peines, aunque no se sabe si formarían parte de las pertenencias de la tripulación o estarían destinadas al intercambio comercial.

Como elementos propios del intercambio comercial, se han recuperado dos juegos de ponderales de 22 piezas que varían entre 22 gramos y 2 kilos. Uno de los juegos es de plomo recubierto de bronce, mientras que el segundo es únicamente de plomo. La forma de ambos es de media cúpula. Estos juegos de ponderales nos estarían indicando que el navío no transportaba un cargamento de un puerto a otro, sino que iba comerciando en las distintas escalas de su periplo.

DSC00744Cabe destacar una tonelada de mineral de plomo en forma de tortas de metal, además de lingotes de cobre y estaño. Los 270 lingotes de estaño, de 1 kilo cada uno, proceden de la zona de Orense; mientras que los de cobre, de 2 kilos, fueron traidos de la zona de Huelva.

DSC00731Este cargamento nos da un completo catálogo de los bienes de intercambio en esta zona de la Península a mediados del primer milenio ane.

Quizá la mercancía que más llama la atención de todo lo embarcado en esta nave fenicia sea un mueble de bronce -la estructura de una cama-, cuyas piezas se hallaron desmontadas y embaladas para su transporte como un prefabricado de Ikea de la protohistoria, que debía ser transportado como un bien de comercio muy especial, destinado a su consumo como elemento de prestigio de las élites de alguna ciudad ubicada en el derrotero del barco. Existe un paralelo a esta pieza en el British Museum, procedente de una tumba expoliada de una necrópolis sarda.

DSC00742Otros objetos de prestigio destinados al comercio son dos quemaperfunes de bronce, de fabricación peninsular; dos piezas cilíndricas biseladas y engrosadas en su parte central, de dolomía, con paralelos en la tumba 18 de la necrópolis de La Joya; y un soporte para un huevo de avestruz decorado.

Este tipo de objetos, junto otros, como las cerámicas de lujo, aparecen en distintas necrópolis indígenas, distinguiendo el rango social y el poderío económico de quien las posee, e indicando el cambio de mentalidad que supuso en estas sociedades indígenas el contacto con los colonizadores fenicios.

A pesar de la riqueza del cargamento, no se ha encontrado ningún resto del barco. Es muy posible que el casco de la nave se diese la vuelta al naufragar y el cargamento cayese en la grieta que se abre al pie del bajo, con lo que quedaría preservado de los embates del mar, pero la embarcación, una vez sumergida, fuese desguazada por las corrientes y otros agentes marinos.

DSC00730A juicio de los investigadores, y en base al cargamento transportado, esta nave debía tener unos 15 metros de eslora. Entre los objetos recuperados se encuentra un ara o pedestal, con voluta protodórica, con un cubículo en la parte superior y un perno de plomo. Se ha interpretado como un elemento propio del barco, que indicaría que este hacía viajes de larga duración y la tripulación lo utilizaría para presentar sus ofrendas a la divinidad sin tener que desembarcar.

DSC00740A juicio del equipo de investigación este barco partió de un puerto del Círculo del Estrecho -quizá fuese Málaga- con destino a un puerto de la costa levantina. Hay que tener en cuenta que el asentamiento de La Fonteta (Guardamar de Segura, Alicante), esta a cinco horas de navegación del punto de hundimiento.

Por el cargamento de colmillos también podría inferirse que el derrotero de la embarcación estuviese dirigido a Cerdeña o al mundo etrusco.

De este pecio resulta muy llamativo la variedad del cargamento, que quiza buscase en la diversificación de la carga una reducción de los riesgos comerciales.

En definitiva, el pecio fenicio del Bajo de la Campana constituye una cápsula del tiempo que nos enseña como era el comercio y la navegación a finales del siglo VII y principios del VI ane.

Esperamos que nuestras autoridades reanuden el apoyo económico y técnico a este tipo de proyectos de investigación, que tanta luz arrojan sobre nuestra historia y la manera de relacionarse que tuvieron los pueblos que la confeccionaron.

@ArqueoAntonio

 

Revisitamos la exposición de la fragata Mercedes con su comisario Carlos León

Tras la publicación de nuestra reseña acerca de la exposición sobre la fragata Mercedes que se celebra actualmente en el Museo Arqueológico Nacional, recibimos el ofrecimiento de Carlos León Amores, uno de sus comisarios, de hacer una visita privada guiada por él mismo.

Una de las salas de la exposición.Esta visita la hicimos el día 15 de diciembre, aprovechando que el museo permanece cerrado los lunes para realizar las tareas de mantenimiento semanales.

Durante la misma, Carlos León nos explicó la historia de la fragata, su hundimiento, el expolio de sus restos por parte de Oddysey Marine y la recuperación por parte del Estado Español del cargamento, tras un largo proceso judicial en Estados Unidos. No vamos a entrar en los pormenores de esta história, pues, al igual que nuestra opinión, es del todo conocida por nuestros lectores y ya fue tratada en su momento en otro post.

Carlos León nos explica algunos aspectos de la exposiciónCarlos León nos contó la génesis de la exposición y como se decidió por parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte su realización en dos sedes en Madrid (MAN y Museo Naval), en lugar de hacerla en el Museo de Arqueología Subacuática ARQVA.

Personalmente, me parece que hubiese sido más adecuado haberla inaugurado en ARQVA y el Museo Naval de Cartagena, al ser la primera institución el museo español de referencia en materia de arqueología subacuática y ser necesaria la participación del Ministerio de Defensa, al tratarse de un buque de estado. Es muy posible que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte quisiera dar más relevancia y difusión a la exposición haciéndola en Madrid, aunque para eso está la itinerancia posterior.

Hablando de itinerancia, la exposición estará en las sedes de Madrid hasta el 15 de este mes de enero. Como colofón se desarrollará en el MAN una jornada de clausura a la que asistirán la SDG de Protección del Patrimonio, Elisa de Cabo, y James Goold, el abogado norteamericano que representó a España en el litigio.

Tras el 15 de enero, la exposición partirá hacia el MARQ de Alicante y, si se cumplen los planes previstos, se trasladará al Museo Arqueológico de Cádiz durante el segundo sementre de 2015.

Desde aquí, agradecemos a Carlos León su ofrecimiento y lo atención que recibimos durante la visita, en la que nos comentó algunos detalles que, como vistantes anónimos se nos hubieran escapado.

Uno de ellos es que el magnífico mapa Geográgico de América Meridional no estará en la exposición itinerante, pues volverá al despacho del Museo Nacional de Ciencias naturales donde siempre ha estado colgado, pues nunca se había expuesto.

Mapa de América meridionalEl montaje de la exposición ha permitido recuperar más documentación sobre el hundimiento sobre la que se logró reunir para el juicio, habiendo servido por tanto para avanzar en el conocimiento de la historia del hundimiento.

Ficha técnica de la exposiciónSerá muy interesante escuchar tanto al abogado norteamericano como a Elisa de Cabo el próximo miércoles para conocer tanto detalles inéditos del proceso como un balance final de esta exposición.

@ArqueoAntonio

Hallado barco fenicio en Malta

Las autoridades de Patrimonio Cultural de Malta hicieron pública ayer el descubrimiento de un barco fenicio de inicios del siglo VIII antes de nuestra era.

El pecio se haya sumergido a 120 metros de profundidad, a una distancia de una milla náutica de la costa maltesa. Por evidentes razones de seguridad, la ubicación exacta no ha sido revelada.

Según nos transmiten las informaciones periodísticas consultadas, en este yacimiento arqueológico se han documentado una cincuentena de ánforas de distintas tipologías y piedras de moler de unos 35 kilogramos de peso, que formaban parte de la carga y no del lastre. Estos hallazgos han llevado a los investigadores, según las mismas fuentes, a inferir que el buque pasó por distintos puertos de Malta y Cerdeña.

Restos anfóricos del pecio fenicio hallado en Malta. The Malta Independent

Restos anfóricos del pecio fenicio hallado en Malta. The Malta Independent

En este proyecto de investigación participan el Centro Camille Julian (CNRS), EL Departamento de Estudios Clásicos y Arqueología de la Universidad de Malta, la Superintendencia de Patrimonio Cultural, COMEX y la Universidad A&M de Texas, dentro del Proyecto GROPLAN. Este proyecto desarrolla la fotogrametría subacuática, como medio de investigación de pecios sumergidos a gran profundidad, que ya se utilizó en el caso de la Lune.

Fuentes: ABC y The Malta Independent

@ArqueoAntonio

Visita a la exposición «El último viaje de Nuestra Señora de las Mercedes» en el recién inaugurado Museo Arqueológico Nacional

El próximo 25 de junio, nuestra compañera Ana Valtierra conducirá una visita guiada en el Museo Arqueológico Nacional a la exposición sobre el expolio que sufrieron los restos de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes por parte de la empresa cazatesoros norteamericana Odissey y la batalla legal que estableció el Estado Español con la misma hasta conseguir que esta parte de nuestro Patrimonio Cultural Subacuático fuese devuelto a España.

Conjunto de monedas extraidas del naufragio de la fragata Mercedes que conserva la forma de la caja que las contenía. ARQVA.

Conjunto de monedas extraidas del naufragio de la fragata Mercedes que conserva la forma de la caja que las contenía. ARQVA.

Ana Valtierra es Doctora en Historia y Teoría del Arte y conferenciante habitual del MAN. Su carrera profesional se ha desarrollado en diversas instituciones de entre las que cabe destacar la Universidad Autónoma de Madrid y el Instituto de Historia del CSIC.

Objetos provenientes del pecio de la fragata Mercedes expuestos en ARQVA.

Objetos provenientes del pecio de la fragata Mercedes expuestos en ARQVA.

La visita, que comenzará a las seis de la tarde, es gratuita, previa inscripción en el teléfono 616 050 054, en días laborables de 10 a 15 horas. Adjuntamos la invitación:

InvitaciónJunio14

¡No os la perdáis!

@ArqueoAntonio

 

Charla gratuita sobre Arqueología Subacuática y Buceo deportivo en Jávea

Poster arqueologia subacuatica BAJA

.El tiempo va pasando y va llegando a su fin el Programa de seminarios de sensibilización sobre Patrimonio Arqueológico Subacuático para buceadores deportivos, que comenzamos en noviembre del año pasado. Hasta ahora, hemos impartido siete charlas en otros tantos clubes de buceo, repartidos por toda España:

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Charla en el GSR de Valladolid.

Esta Semana Santa nos trasladamos a Alicante. En concreto, el sábado 12 de abril, a las 16:30 de la tarde, impartiremos una charla sobre Arqueología Subacuática y Buceo Deportivo, en el Centro de buceo Cabo de la Nao, de Jávea.

En la charla hablaremos de arqueología subacuatica, haciendo hincapie en el pecio Bou Ferrer, hallado en aguas de Villajoyosa, que investiga el museo de esta localidad. Este yacimiento es el mayor barco mercante romano que está actualmente en proceso de investigación en todo el Mediterráneo.

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Ánforas dressel 7/11 en el pecio Bou Ferrer

El centro de buceo se ubica muy cerca del Parador de Jávea, en el 230 de la Avenida del Mediterráneo de esta bella localidad alicantina, justo al pie del canal de la Fonteta, donde fondean su embarcaciones.

La charla, de una hora de duración, apróximadamente -esto depende de lo que preguntéis 😉 -, está organizada por INVERSA, Arqueología, Consultoría y Gestión de Patrimonio Cultural, con el apoyo del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Todos los asistentes recibirán diploma de asistencia.

El acceso es libre y gratuito, hasta completar aforo. Si queréis asegurar vuestra plaza podéis inscribiros a través de info@inversa.org.es, indicándonos los nombres de todas las personas que queréis asistir.

¡Os esperamos!
@ArqueoAntonio

Inmersión en el pecio Cap del Vol

Ayer publicamos en nuestra página de Facebook una imagen que etiquetamos de forma errónea como perteneciente al pecio Culip V. Afortunadamente, unos amigos del grupo naufragios, nos avisaron del dislate, pues la foto pertenecía a la inmersión que realicé con el equipo del CASC, en agosto de 2012, en el pecio Cap del Vol.

Esto pone de manifiesto la importancia de colocar (bien) las imágenes  que uno toma cada vez que descarga una tarjeta de memoria, pues, si se deja pasar algo de tiempo, es fácil olvidar o confundir las cosas, máxime si manejamos un archivo fotográfico digital de unas decenas de miles de imágenes de Patrimonio, como es nuestro caso. Como desagravio, voy a dedicar el post de hoy a este pecio.

Esta inmersión, la realizamos con Gustau Vivar y Rut Geli, director y técnico arqueólogo, respectivamente, del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña, y con parte de los compañeros que participaron en el Curso de iniciación a la Arqueología Subacuática que organizó la UNED de Girona en la sede del CASC, hace casi un par de años.

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La inmersión es sencilla, técnicamente hablando, pues el pecio se encuentra a unos 25 metros de profundidad, en la bahia de El port de la Selva, a media milla escasa del amarre del Thetis, el barco del CASC.

El Cap del Vol es un barco que naugragó en torno al inicio de la era cristiana, en una orquilla de más o menos 10 años. Su existencia se conocía desde finales de los años 60 del siglo XX, pues fue expoliado por un grupo de buceadores belgas, antes de que los arqueólogos tomasen cartas en el asunto.

En concreto fueron Xabier Nieto y Federico Foerster, a finales de los años 70. En este momento documentaron restos estructurales del barco diferentes a lo investigado hasta el momento, aunque en la época en la que se publicaron los resultados, pasaron desapercibidos.

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En la segunda década del siglo XXI, tras treinta años de progreso en el conocimiento de la arquitectura naval antigua, la investigación se retomó por parte del equipo del CASC.

Los resultados de esta investigación fueron apasionantes, pues la excavación de este naufragio, puso de manifiesto que se trataba de una embarcación distinta a las conocidas de la misma época hasta ese momento.

Los fragmentos cerámicos que dejaron los saqueadores belgas -estos sólo se llevaron las ánforas enteras-, pertenecían al tipo pascual 1, y transportaban vino para las tropas romanas de la Galia y Germania. Este material anfórico, según los sellos que conservaban, provenía de un taller de Baetulo, la actual Badalona.

La calidad del vino no debía ser muy buena, pues los investigadores hallaron algunas bocas de ánfora con su tapón de corcho, en el que se apreciaba claramente un orificio. Esto indica que el vino seguía fermentando en el momento de su envasado y necesitaba el agujero para poder expulsar los gases que se producen en este proceso.

El itinerario más probable de esta embarcación sería desde las costas catalanas hasta la Narbonense, dónde este vino «económico» se usaría para distribuir entre la soldadesca legionaria.

Pero lo más interente de este pecio no es su cargamento, sino su arquitectura naval. Esto es así, pues las naves romanas de la época son de más calado, mientras que la de Cap del Vol presenta una obra viva de menor entidad, más apropiado para remontar zonas de marismas, sin tener que utilizar un puerto, como las de Narbona y las históricas de Cataluña -el topónimo Maresme parece describir claramente la configuración de la costa en épocas pretéritas.

La quilla de la embarcación es mucho menos pronunciada que la de sus coetáneas romanas y el casco se construyó primero que la estructura, que se insertó después, con lo que la factura de la nave es diferente de la actalmente identificada como romana.

Aparte de esto, bajo la base del mastil se halló una moneda proveniente de Arse, la Actual Sagunto.

Volviendo a la inmersión de hace dos años, en el momento hacerla, el equipo estaba documentando la estructura, proceso para el que instalaron un bastidor sobre la misma que permitió su documentación gráfica y fotográfica.

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También podemos observar distintas identificaciones colocadas sobre las cuadernas y otras piezas de la estructura, que sirven para identificarlas mientras se trabaja con ellas y posteriormente, en la documentación fotográfica.

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La estructura de la nave, ha llevado al equipo a trabajar con la hipótesis de que el barco es de tradición indígena, aunque en el momento de la excavación no se tenían paralelos de la misma cronología y factura con los que poder contrastar esta teoría. Sí se encuentran más barcos de este tipo, quizá se pueda confirmar esta forma de arqueitectura naval como ibérica, en un futuro.

@ArqueoAntonio

Operación Luna: la arqueología subacuática del futuro comienza en el buque insignia de Luis XIV

El pecio de la fragata Lune fue descubierto en 1993 en aguas de Toulon (Francia), por Paul-Henri Nargeolet, una de las máximas autoridades mundiales en rescate de pecios a gran profundidad y lider de la exploración del Titanic.

Tras el hallazgo, el naufragio se documentó fotográficamente y se hizo una primera planimetría, que permitió identificar el barco como el buque insignia de la flota de Luis XIV: la fragata Lune.

PLANIMETRÍA

Este buque naufragó en 1664, al volver de una expedición contra los piratas berberiscos de las costas de la actual Argelia y ser puesto en cuarentena antes de su entrada al puerto de Toulón, por riesgo de peste. Se hundió, con unos mil hombres a bordo, muchos de los cuales estaban heridos, a consecuencia de los combates que protagonizaron en el norte de África.

Dado que los medios de inmersión de principios de los noventa no eran los adecuados para una intervención arqueológica a los 90 metros de profundidad a los que descansa la fragata, en ese momento sólo se documentaron su restos, dejñandolos en su lugar.

A pesar de las dificultades para su estudio en el momento de su descubrimiento, se comprobó que el pecio se encontraba en un excelente estado de conservación, al haber sido preservado del expolio que han sufrido otros barcos de características similares que se hallan a profundidades más asequibles para el buceo autónomo. Esto hizo que el hallazgo se calificara como una «Pompeya sumergida», pues constituye una ventana sin igual a la navegación del siglo XVII.

En octubre del año 2012, Michel l´Hour, como director del DRASSM, departamento de Arqueología Subacuática del CNRS -el equivalente a nuestro CSIC en Francia-, puso en marcha el proyecto Operation Lune.

Este proyecto auna la gran experiencia del DRASSM -su director es uno de los más reputados arqueólogos subacuáticos del mundo-, junto con los medios de la Armada francesa, la tecnología de Dassault systèmes, el canal de televisión especializado en temas culturales ARTE  y Grand Angle Productions, constituyendo el mejor de los ejemplos de lo que puede ser un gran proyecto nacional de investigación en el que colaboran tanto el sector público como el privado.

Para superar la gran dificultad que plantea la intervención en un naufragio a tanta profundidad, en este proyecto se están utilizando técnicas pioneras que a buen seguro pasarán a formar parte de los estándares de las excavaciones subacuáticas del futuro.

De entre estas técnicas cabe destacar dos: El uso masivo de robots subacuáticos (los ya conocidos rovs) y arqueología virtual mediante técnicas 3D.

3D

Si bien el uso de rovs es algo habitual en una intervención a gran profundidad, las técnicas de arqueología virtual constituyen toda una innovación. Estas técnicas permiten al arqueólogo explorar el yacimiento sin mojarse, pues se realizan en un entorno virtual en 3D, que hace que el arqueólogo cometa sus errores en este escenario, antes que sobre el pecio.

BUZO

Además de esto, Dassault Systèmes ha desarrollado el Newsuit simulator, que ofrece a los técnicos las mismas sensaciones que un traje de buceo. Combinando el simulador con el entorno 3D, el equipo puede plantear y ensayar las mejores estrategias de excavación antes de usarlas en el yacimiento.

Aparte de los rovs, en esta investigación se emplean pequeños sumergibles y el Victor 6000, utilizado anteriormente en la exploración del Titanic y en la recuperación de la caja negra del malogrado vuelo París-Río. Estos ingenios son soportados desde el André Malraux, el nuevo buque del DRASSM y el Jasón, embarcación aportada por la Marina francesa, que habitualmente se utiliza para recuperar minas y asistir a la flota de submarinos de la OTAN.

BARCOS

En definitiva, la Operacion Luna constituye uno de los proyectos de arqueología subacuática más interesantes y prometedores del momento, y, por el empleo de las novedosas técnicas de investigación descritas, está destinado a marcar un antes y un después en la historia de la investigación del Patrimonio Cultural Subacuático.

Como bien recalcan en Espejo de navegantes, una de las más brillantes publicaciones sobre Patrimonio Naval en lengua castellana, ¿Para cuándo se realizará en España un proyecto parecido a este? ¿Cuándo tendremos los medios para llevarlos a cabo?

Lo que si tenemos en abundancia son pecios -en cualquier parte de las costas españolas, y fuera de ellas también- y arqueólogos subacuáticos. Ahora sólo hace falta que las autoridades se den cuenta de ello.

@ArqueoAntonio

Inmersión en el pecio Bou Ferrer y visita a los laboratorios de Vilamuseu

El pasado 27 de septiembre tuve la ocasión de participar en una inmersión para buceadores deportivos en el pecio Bou Ferrer, que descansa en el fondo marino a una milla de Villajoyosa.

La inmersión se organizó, como experiencia piloto, por parte de Vilamuseu y el Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Valenciana (CASCV), durante cuatro días del mes de septiembre. Su objetivo fue permitir el acceso de buceadores deportivos al pecio, de forma ordenada, mientras se realizaban los trabajos de excavación.

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El pecio Bou Ferrer fue descubierto hace una década por dos buceadores deportivos -Bou y Ferrer-, de los que recibió su nombre, al dar parte del hallazgo a las autoridades de Patrimonio.

El barco descansa a 25 metros de profundidad, en medio de un fondo arenoso. Este yacimiento arqueológico no se detectó durante la realización de la carta arqueológica, al estar cubierto por la arena, y ser interpretado como un afloramiento rocoso. Antes de que las autoridades interviniesen el naufragio, este sufrió un intento de expolio, que fracasó, ya que, para sacar una de las ánforas, los delincuentes rompieron otras tantas y no consiguieron finalmente su propósito.

Actualmente, el Bou Ferrer es el mayor barco romano en proceso de excavación de todo el Mediterráneo. No se trata de un barco de comercio de redistribución, sino de una nave dedicada al gran comercio entre la metrópoli y las provincias del Imperio romano.

Con sus 30 metros de eslora y 230 toneladas de desplazamiento, en el momento de zozobrar, la nave transportaba unas 2500 ánforas del tipo dressel 7/11, desde la Bética  a el puerto de Ostia, en Roma.

El cargamento tenía un gran valor económico, pues cada ánfora transportaba unos 40 litros de salsas de pescado, más conocidas como garum. Estas salsas, elaboradas a base de caballa, jurel y boquerón, se utilizaban para disimular el sabor de los alimentos, que, en el mundo antiguo, no solían ser demasiado frescos, del mismo modo que se utilizaban las especias en las Edades Media y Moderna. El garum tenía un alto precio, pues era utilizado para casi cualquier plato de la gastronomía romana.

En torno a este pecio, y a pesar de los tiempos de estrecheces económicas que sufrimos, Vilamuseu y el CASCV ha organizado un gran proyecto de investigación, en el que participa también el DRASSM de Francia y la Universidad de Alicante.

Desde que comenzaron las excavaciones se han rescatado más de 200 ánforas y cuatro lingotes de plomo. Estos lingotes, según las investigaciones preliminares, han permitido identificar el barco como un flete de la familia imperial, al estar marcados con la inscripción IMP.GER.AUG, que nos remite a alguno de los emperadores de la familia Julio-Claudia que ostentaron este título -Imperator germanicus augustus-: Caligula, Claudio o Nerón. Posiblemente, en futuras campañas se descubran más hallazgos que delimiten mejor la cronología del yacimiento, establecida por el momento, por las datos referidos, entre el 37 y el 68 después del comienzo de nuestra era.

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La jornada comenzó con un briefing en el centro de buceo Alisub, que se encargó de las labores organizativas de la inmersión, en el cual Antonio Espinosa Ruíz, director de Vilamuseu, nos explicó los pormenores de la misma y las cautelas que deberíamos mantener en el pecio.

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Tras estas explicaciones, embarcamos y nos dirigimos a las coordenadas del pecio, señalado en superficie por un boya del CASCV. Esta boya, lleva un localizador que detecta cualquier embarcación alrededor suyo y transmite la información a la Guardia Civil del Mar, para que, en caso de que no cuente con autorización para aproximarse, se envíe una patrullera  que la intercepte. Este sistema de seguridad es pionero en España y preserva este importante yacimiento de la acción de posibles expoliadores.

Una vez totalmente equipados, iniciamos la inmersión descendiendo por el cabo de la boya hasta los 25 metros de profundidad, donde nos habían tendido otro cabo, de babor a estribor, que nos marcaba el recorrido a realizar, justo por encima de la trinchera en la que actualmente trabajaban mis colegas subacuáticos.

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La visión resultó increible, cientos de ánforas, tumbadas unas sobre otras, con una gran historia que contarnos sobre la Hispania romana. El tiempo de fondo de la inmersión no llegó a media hora, aprovechando para recorrer el yacimiento y fotografiarlo.

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Tras la inmersión, nos trasladamos al Vilamuseu, donde su director nos explicó los pormenores de la intervención y las complejas tareas de conservación preventiva que implica una excavación subacuática.

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Creo que esta iniciativa piloto se debería de transformar en permanente, pues es una de las maneras de transmitir a los buceadores deportivos la importancia de la investigación y conservación del Parimonio Cultural Subacuático y, posíblemente, hacerles complices en la vigilancia de nuestros yacimientos submarinos.

@ArqueoAntonio

El Salvador crea un corredor turístico para buceadores deportivos en el que se integran cuatro pecios

Las autoridades turísticas de El Salvardor han presentado recientemente un Corredor de Arqueología Subacuática, como aliciente turístico para atraer buceadores deportivos a este pais centroamericano.

En este corredor se han integrado cuatro pecios, accesibles por su profundidad y condiciones de fondo, para casi todos los aficionados al submarinismo. Los restos visitables son:

SS Douglas. Era un barco británico, construido en 1872 en West hartlepool, que combinaba vela y propulsión a vapor. En 1872 pasó a manos de la empresa alemana Kosmos Line, que lo rebautizó como Sakkarah y lo registró en Hamburgo.

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El 10 de febrero de 1980 partió, con destino Hamburgo, del puerto de Acajutla, en El Salvador, pero impactó con el bajo de Punta remedios, no llegando a salir del país. El buque se fue a pique con los 19.000 sacos de café que transportaba, estando situado en la actualidad a 12 metros de profundidad.

Este pecio es objeto de investigación por parte Proyecto de Arqueología Subacuática que auspicia la Sección de Arqueología del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte de El Salvador (CONCULTURA).

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SS Cheribon. Este barco se construyó por Deni W. & Bros, Ltd, en Dumbarton para la Compagnie National de Navegation de Marsella en 1882. En 1899 pasó a manos de la compañía Pitt W. T., con base en Valparaiso, y dos años más tarde volvió a cambiar de manos a favor de Gerad, E., siguiendo registrado en el mismo puerto.

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En 1902 este vapor de línea chileno se hundió tras colisionar en el bajo de Punta Remedios. Yace a unos 10 metros de profundidad en Playa Los Cobanos (Sonsonate).

SS San Blas. Este vapor se construyó en 1882 en los astilleros de Chester (Pensilvania), por orden de la Pacific Mail Stemship Company. Esta compañía se creó en 1847 por el gobierno de los Estados Unidos de América con el fin de unir el recien creado estado de California con el este del país.

Esta línea partía de Nueva York y llegaba hasta Panamá, dónde carga y pasajeros cruzaban por tierra el itsmo -el canal no se inauguró hasta 1914- y embarcaban en otro barco, que les conducía hasta San Francisco.

El SS San Blas se hundió en la playa de San Blas (La Libertad), a la que le dio nombre, cargado de comestibles y munición, entre otras mercancías, en 1901. Todos sus pasajeros y tripulantes fueron rescatados. Actualmente el barco es investigado por el arqueólogo Roberto Gallardo.

san blas

PSJ-2. Descansa, a unos 20 metros de profundidad, al este de la bocana de la Bahía de Jiquilisco, en la playa de la Isla de San Sebastián. De este pecio apenas hemos encontrado información, sólo este video en youtube.

Esta iniciativa de las autoridades salvadoreñas parece una buena idea, pero siempre que en su desrrollo se prime la conservación de los yacimientos arqueológicos que se quieren mostrar al público, sobre cualquier otra consideración.

Además de esto creo que se deberían preparar, en tierra un, o mejor, varios, centro de interpretación que permitan comprender al visitante no buceador estos naufragios y su significado para la historia de Centroamérica.

@ArqueoAntonio

Curso de introducción a la Arqueología subacuática en el Centro de Arqueología Subacuática de Catalunya

A pesar de nuestra extensa y rica Historia naval, la formación en Arqueología Subacuática en España es una empresa complicada, al no existir programas de formación reglada en esta disciplina.

DiPTICO CURSO Casc-Uned

El cursus honorum normal de cualquier arqueólogo subacuatico español comienza por estudiar Historia, historia del Arte, o, en el mejor de los casos, Arqueología, ejercer después como arqueólogo y, más tarde, formarse como arqueólogo subacuático de forma específica, aprovechando los distintos cursos que, de forma irregular y esporádica, aparecen dentro del panorama de nuestras universidades. Aparte de esto, por supuesto, hay que aprender a bucear. Parece complicado, pero no hay nada imposible.

Durante el verano de 2012, se llevó a cabo uno de estos estudios, como curso de extensión universitaria de la UNED de Girona, en el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña.

Durante dos días conocimos de primera mano, no solo la historia y el presente de la Arqueología Subacuática, sino también el interior del CASC y su forma de trabajar.

La primera jornada se dividió en dos partes. En la primera, Gustau Vivar, centro y Rut Geli, director y arqueóloga del centro, respectivamente, nos hicieron un completo y exhaustivo repaso de la historia del buceo y de la arqueología subacuática, de las técnicas de su disciplina y de la labor del CASC.

Ya por la tarde, Cati Aguer, Restauradora de material sumergido del centro, nos hizo una visita guiada por los laboratorios del CASC, mostrándonos los materiales que en estaban tratando en ese momento y los procesos habituales que se utilizan para preservar los restos procedentes de una excavación subacuática.

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Después de esta interesante charla, tuvimos el privilegio de acceder a los almacenes del CASC, de la mano de Gustau Vivar, que nos contó las pequeñas y grandes historias de las colecciones de objetos procedentes de los distintos pecios en los que esta institución ha intervenido.

Al día siguiente, abandonamos Girona para dirigirnos a el Port de la Selva, donde tiene su base la «unidad móvil» del CASC: el Thetis. El Thetis es el barco desde el cual el CASC realiza sus trabajos en las costas catalanas.

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Esta embarcación oceanográfica fue construida durante la Guerra fría en Alemania Oriental, donde sólo podían botar este tipo de barcos tras los acuerdos adoptados por los aliados tras la II Guerra mundial. Con la caída de la RDA, la flota de este país fue saldada -sus barcos pesqueros pasaron a engrosar las flotas de muchos paises del tercer mundo- y los técnicos de Patrimonio de la Generalitat de Catalunya tuvieron la feliz idea de adquirir este barco como dotación del CASC. Esta es la única embarcación que se dedica, y que se ha dedicado, exclusivamente, a la Arqueología Subacuática en España, aunque sus trabajos, se desarrollan integramente en Cataluyna.

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Tras visitar el barco, desde la sala de máquinas al puente de mando, siguiendo las explicaciones de Gustau Vivar y Rut Geli, pasamos a un pesquero reconvertido en barco de buceo que se nos había abarloado, mientras conociamos la embarcación del CASC. En esta embarcación nos dirigimos a cala Culip, donde hicimos una inmersión en el pecio Culip V.

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Este pecio se corresponde a un barco romano de comercio de zona – el que se dedica a redistribuir por una región costera desde uno o dos puertos base, que reciben embarcaciones de más calado dedicadas al gran comercio. El Culip V fue descubierto por los buceadores deportivos extranjeros en los años 70, que lo expoliaron hasta que las autoridades españolas pudieron parar este ataque a nuestro Patrimonio Cultural.

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Hace unos años el CASC retomó su excavación, y, en el momento de nuestra inmersión sus técnicos realizaban labores de documentación gráfica de su obra viva, parcialmente conservada en el fondo y descubierta una vez fueron retirados los materiales que transportaba el barco.

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Como conclusión, os diré que fue todo un priviegio conocer el CASC por dentro y bucear  en uno de sus proyectos, con su director y sus técnicos.

He buscado en google la convocatoria de este año, pero, lamentablemente, no la he encontrado. No sé si se debe a los dichosos recortes que nos ahogan por doquier o si es porque sólo se hizo ese año.

En cualquier caso, abundando lo que os dije al principio de la entrada, si os interesa la Arqueología Subacuática y veis un curso que os guste, hacedlo. Quien sabe cuando se convocará otra vez, o si ni siquiera volverán a impartirlo, y más en los tiempos que corren.

@ArqueoAntonio