Sobre la exposición de la fragata Mercedes en el Museo Arqueológico Nacional

El pasado sábado 20 de septiembre pude visitar por fin la exposición que acoge el Museo Arqueologico Nacional sobre la fragata Mercedes, tras un verano afortunamente agitado en lo laboral. Esta exposición se completa con otra en el Museo Naval de Madrid, a unos cientos de metros, a la que espero poder asistir a principios de octubre, y de la que escribiré en su momento.

Panorámica general de la exposición

Panorámica general de la exposición

La exposición nos narra las circunstancias del hundimiento de este navío de Estado español, su expolio por parte de Odissey Marine, y su recuperación, por la vía judicial, por parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Es una buena exposición, y ha tenido una muy buena acogida por parte del público, aunque, en mi opinión, adolece de algunos importantes defectos.

Quizá el menos importante de ellos, pero muy común últimamente, sea la iluminación tenebrista que se ha elegido para la muestra. Ya sé que es algo que está de moda desde hace unos años, y que como tal pasará, pero cuando voy a un museo espero ver la luz del patrimonio que alberga, no el ambiente de misterio impostado propio de un programa de Iker Jiménez. Y el argumento que se suele dar desde los departamentos de conservación preventiva de que se conservan mejor las piezas no me vale, pues los focos que iluminan directamente los objetos expuestos son los mismos que antes.

La luz del patrimonio en nuestros museos

La luz del patrimonio en nuestros museos

Otro punto negativo de la exposición me parece el story telling de la misma. El discurso presenta el hundimiento, el expolio y el triunfo del Estado español, y, claro, la gran cantidad de monedas de plata recuperadas.

Desde luego, todo esto es cierto, pero no muestra toda la verdad, no sé si por temor a que el público no lo entienda, o por dar más lustre a la actuación de la Administración.

Lo que no se cuenta en la exposición es que Odissey Marine es una más de las empresas que tratan de esquilmar el patrimonio cultural sumergido, en todo el mundo y con un fin puramente crematístico, y que estas compañías, independientemente de su base y bandera, son producto de distintos fondos de capital-riesgo que operan financieramente desde la City de Londres.

Tampoco se cuenta que Odissey estuvo operando en la zona del Estrecho, a la busqueda de un buque de Estado británico, en aguas cercanas a Gibraltar, actualmente en disputa entre España y Reino Unido. Al no permitirse el trabajo de la compañía, recondujeron la campaña y optaron por extraer el precioso cargamento de la Mercedes, hundida al sur de Portugal.

Sí que se cuenta, el litigio mantenido en los juzgados de Tampa (Florida) y la posterior recuperación por sentencia del «tesoro» de la Mercedes, para mayor gloria de la Administración española.

A raiz de todo este proceso, el patrimonio cultural subacuático, ha merecido más atención por parte de la Administración de Patrimonio de España: se elaboró el libro verde, y se aumentaron las competencias y capacidades de las fuerzas de seguridad y de la Armada. Bien por ello, pero la obligación de preservar nuestro patrimonio sumergido ya la tenía esta misma Administración, por ley, antes de la intervención de los filibusteros de Odissey. De esto no se habla en la exposición.

Pero esto no es lo peor de la exposición. Lo más triste es la idea que se transmite al público: la recuperación -nunca debió permitirse el robo- del «tesoro» de la Mercedes. Parece mentira que a estas alturas del partido todavía haya que repetir la idea de que la arqueología no busca ni encuentra «tesoros», sino que investiga el pasado de la humanidad a través de los restos materiales que esta ha dejado- estén en tierra o bajo las aguas.

Tanto el título de la exposición (El último viaje de la fragata Mercedes. Un tesoro cultural recuperado), como el discurso expositivo -culminado con un gran expositor escalonado repleto de monedas, que se apoyan en un espejo trasero, para dar la sensación de mayor abundancia- llevan a los visitantes, normalmente no familiarizados con el mundo de la investigación o la conservación, a reforzar su idea de tesoro, como objetivo de nuestro trabajo.

El colofón de la exposición

El colofón de la exposición

Casi podíamos oir el grito de ¡monedas de oro! –aunque en este caso sean de plata-, que repetía el loro de John Silver en La isla del tesoro, resonando en las cabezas de los circunspectos y bienpensantes habitantes del madrileño Barrio de Salamanca con los que coincidimos mayoritariamente en nuestra visita.

El "tesoro"

El «tesoro»

Parece que hemos perdido la ocasión de comunicar al resto de la sociedad una victoria histórica.

@ArqueoAntonio

10 comentarios en “Sobre la exposición de la fragata Mercedes en el Museo Arqueológico Nacional

  1. Soy arqueólogo subacuático y museografo. He dirigido la parte creativa de esta exposición tanto en el Museo Arqueológico Nacional como en el Museo Naval y acepto vuestra critica. Cuando queráis hacemos una visita juntos y os doy mi opinión desde dentro. Carlos León.

  2. Pingback: Revisitamos la exposición de la fragata Mercedes con su comisario Carlos León | Arqueología Subacuática

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